Si los ojos son el reflejo del alma, lo mismo ocurre con nuestra imagen, revela nuestra identidad, cómo nos sentimos y qué gritamos de nosotros mismos. Cierto es que menos es más y a la hora de utilizar la indumentaria es necesario reconocer el lugar, el día y las condiciones, pero principalmente cómo somos.
A todos nos gusta lucir bien, pero lo cierto es que la vestimenta es un código social del lugar en donde nacimos, y eso lo convierte en lenguaje personal sea indirecto o no, por tanto, a la hora de vestir estamos llevando “puesto” no sólo ropa, vestimos historia. Lo que vestimos habla de nosotros pero, qué es lo que decimos.
Si tomamos de referencia los aspectos psicológicos del color, entenderemos que es una interpretación personal, esa interpretación puede ser compartida por un grupo de personas en una misma cultura, desde ahí entender que los “estilos” y “gustos” se alinean a la tradición social en la que nos desenvolvemos. Con esta introducción, vamos a identificar y recomendar lo que nuestra cultura occidental acepta como tendencia y estilo, dentro de una interpretación general de lo que se puede usar.
Qué usar en una entrevista de trabajo.
Generalmente las entrevistas se planifican en jornadas laborales, durante el día. Por lo tanto, los colores camel, gris, azul marino, blanco o pasteles son los más adecuados para presentarnos frescos y elegantes, es símbolo de pulcritud y sobriedad.
En cuanto al cabello y los accesorios, tal como lo decía Coco Chanel “La simplicidad es la clave de la verdadera elegancia”.
En referencia al maquillaje aunque el auge y las tendencias de la industria de la belleza empujen a las personas a consumir más colores, implementos y técnicas nuevas de estilos, es un arte que nos enseña a redefinir la imagen, del rostro y las facciones. Lo verdaderamente importante es aceptarse y ser auténticos, desde el reconocimiento del ser, cuando alguien se siente bien y cómodo muestra la autenticidad en su conversación, sin ningún efecto distractor que lleve puesto. Es decir, la persona comunica desde su propia naturaleza.

Para eventos y fiestas.
Ante una fiesta del trabajo también es importante mantener la sobriedad, mostrar un escote puede comunicar mensajes interpretados desde diferentes puntos de vistas. Una mujer se puede sentir “sexy y joven” al decidir lo que llevará puesto, mientras sus colegas o jefes pueden entenderlo como “grotesco o indecente” y otros pueden juzgar de “ridículo”. Es decir, de una vestimenta hay tres tipos de interpretaciones y juicios, es por esto que en momentos de etiqueta los colores blanco o negro con cortes asimétricos acorde a nuestra talla, es un estándar básico, que evita interpretaciones variadas.
Los colores también comunican.
Referente al cabello, para los estilos de colores tanto naturales como las iluminaciones también es parte de lo simple y auténtico, sin tiempo preciso. Por lo tanto aun cuando la industria de belleza promueva tonos fluorescentes o vistosos como sería un naranja, azul, rosado o verde, quien varía con frecuencia y alterna con la moda del momento, puede correr el riesgo de no comunicar su propia identidad, su comunicación directa puede entenderse como la diversión de la moda, del momento presente, de lo pasajero, y la búsqueda de su propia identidad.

La tendencia de lo que utilicemos no es cuestión de moda o de colores, es interpretación de una sociedad, comunicar lo que somos es la autenticidad y la esencia del ser humano, no es algo que pase de moda con el tiempo o excluya, lo que sí excluye es comunicar aquello que no somos por querer ser aceptados o sobresalir exclusivamente con la apariencia externa.
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