Aún hay empresas que no se han adaptado totalmente a la modalidad del teletrabajo y han preferido sostener de manera tradicional ciertos procesos como lo son las entrevistas de trabajo, sesiones de coaching o capacitaciones con grupos reducidos de personas sosteniendo las medidas de bioseguridad y distanciamiento. Pero nos genera otra situación. Si te ha pasado, continua leyendo.
- Las micro-expresiones faciales ya no se pueden analizar con la mascarilla puesta.
- Es más seguro y confiable ver el rostro completo de una persona por videollamada, pero no vemos su lenguaje corporal, si está moviendo los pies con angustia o si sus manos están temblando ante una entrevista.
Un reto digital
Ambas situaciones tienen restricciones, cómo los profesionales de recursos humanos inician su primer filtro teniendo que limitar ese análisis de lenguaje no verbal. cómo un capacitador puede identificar si su audiencia está enganchada con el contenido si tienen la videocámara apagada, cómo elegir a una persona que sólo hemos visto por zoom, el reto es grande. No sólo debemos adaptarnos a las nuevas formas de trabajo, sino a las nuevas formas de interpretar la conducta humana.
Las emociones y la conducta humana también se revela por medio del lenguaje no verbal y los gestos, justamente aquello que no podemos «ver» pero aquí te dejamos unas pautas que pueden ser de gran aporte a tu gestión y acorde a nuestra experiencia en este tiempo de cuarentena.
En sesiones de coaching a los ejecutivos, hemos identificado que la puntualidad se mantiene, y observamos mayor planificación al ver que los participantes se conectan con 15 minutos de anticipación para probar el medio y sus dispositivos. Podemos re-orientar ese análisis corporal a su comportamiento virtual, la mirada del participante siempre estará en la pantalla, si vemos que cambia un resplandor de luz en su rostro es porque la persona está paralelamente haciendo otra actividad en su navegador, en ese momento es mejor no interrumpir sino hasta finalizar la sesión.
En entrevistas virtuales, las personas han optado por una presentación formal, es mejor sostener un primer acercamiento telefónico de una entrevista previa, en la que se programe una entrevista virtual con anticipación. Probar la conexión y confirmar con el candidato 30 minutos antes de empezar si está listo para recibir la videollamada. Hemos brindado la libertad a los candidatos de elegir lugar en el que estarán a la hora de la conexión, vestimenta, etc. El lugar donde decidieron hacer su entrevista, no necesariamente es el lugar más «bonito» sino el más cómodo y seguro para ellos. Si es su habitación, la mesa de comedor, un estudio, un patio, etc. Ese lugar que les genera confianza. De la misma manera su vestimenta ha sido semiformal, lo cual nos revela que buscaron verse mucho mejor para la entrevista, una videollamada nos permite identificar hacia dónde dirige su mirada y analizar las microexpresiones de sus rostros, sólo rostros.
En las evaluaciones o assessment center, por lo general es un proceso que permite que muchas personas se integren, compitan y participen entre sí. Esto es posible con salas virtuales en las que cuentan con juegos también virtuales en la que ellos participan de manera simultánea y todos con videos activados. Es posible proyectar paso a paso preguntas o casos y nos ha permitido medir el nivel de comprensión lectora e inteligencia espacial, lo que generalmente en condición presencial no era tan relevante porque las competencias seguían siendo la evaluación estelar.
En las capacitaciones, no podemos exigir a las personas que activen sus cámaras y peor que todos tengan el micrófono activado porque genera interferencia. Lo que ha sido real es que la ergonomía y atención visual permite un máximo de dos horas de atención en las personas ante un tema en específico. Las mejores horas para iniciar son las 08h30, las 16h00 y las 19h00. Siempre y cuando las personas no hayan tenido más de 3 capacitaciones diferentes durante el transcurso del día.
Las entrevistas o sesiones presenciales, nos han permitido identificar una expresión corporal integral, postura al sentarse, movimiento de los pies, manos, brazos, hombros, y todo aquello que nos permite analizar el lenguaje no verbal, pero tenemos un gran inconveniente, la mascarilla cubre la mitad del rostro y en ocasiones mucho más. Ante esto no sabemos si hay enojo, bostezo, apatía, etc. Por lo que la modalidad virtual sigue siendo la más confiable.
En capacitaciones presenciales con grupos pequeños, podemos realizar actividades lúdicas que fomenten el distanciamiento, tener a las personas aparentemente más atentas pero aún así con riesgos. por lo que la modalidad virtual sigue siendo lo más seguro, el reto está en conocer más profundamente la conducta humana, el comportamiento en contextos masivos y dinamizar.
Esto es un proceso de explorar, probar, fallar y volver a intentarlo en el camino. todos estamos adaptándonos, esperamos estas prácticas sean de apoyo en tu gestión.
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