Toda conducta es un papel y, por lo tanto, una función social, y que éstas son necesariamente limitadas en cada cultura, aun admitiendo su gran variedad; además, existe siempre en la sociedad, en los individuos y los grupos, una fuerte tendencia a canalizar y organizar la conducta en forma rutinaria, de manera tal que su recurrencia es amplia en cada individuo, en los grupos y en la organización social tomada como totalidad.
Cada individuo tiene su repertorio de conductas, modos o estructuras privilegiadas de comportamiento. Eso es justamente lo que constituye la personalidad.
La personalidad se expresa siempre sobre el más alto grado de integración y organización que le resulta posible en cada momento, aunque, lógicamente, éste puede ser altamente variable y cambiante.
El autismo es un término que fue introducido por Bleuler para caracterizar la pérdida del sentido de la realidad. Un sujeto es autista cuando se ha distanciado del mundo exterior sin mantener contacto o relación con él, sino que autista es también aquel que mantiene contacto con el mundo exterior pero no con sentido de realidad, es decir, no por lo que las cosas son realmente, sino que las trata como si fuesen prolongación de su propio mundo interno, es decir con una pérdida del sentido de realidad.
No descartemos que en la actualidad existen muchas personas, entrenadores iniciales y muchas técnicas en el intento de integrar a la realidad a quienes padecen de autismo, sin embargo, la vía más responsable es la atención personalizada con Psicólogos, especializados en estructuras de la conducta, quienes dirigirán la mejor estratégica de inserción social y demás acciones para quienes padecen de esta condición.
Fuente: Pichon Rivière, Psicología de la Conducta, José Bleger
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